La reciente aprobación de la reforma al Poder Judicial en el Senado, por Morena y sus aliados, despertó comparaciones con las prácticas del antiguo PRI, cuando las mayorías legislativas aprobaban sin contrapeso las reformas presidenciales.
En una votación nocturna, Morena, PT y PVEM lograron 86 votos a favor frente a 41 en contra, asegurando la mayoría necesaria para avanzar la iniciativa. El cambio de postura del senador panista Miguel Ángel Yunes fue decisivo, pero desató acusaciones de traición por parte de su partido.
La sesión, celebrada en la casona de Xicoténcatl debido a protestas que tomaron la sede principal del Senado, estuvo marcada por manifestaciones de grupos opositores y disturbios que reflejan el clima de tensión en torno a la reforma. La ausencia del senador de Movimiento Ciudadano, Daniel Barreda, quien se encontraba en Campeche por diligencias familiares, también benefició la aprobación de la reforma.
Claudia Sheinbaum, presidenta electa, defendió la medida, señalando que fue una de sus promesas de campaña y que, según encuestas, el 70% de la ciudadanía apoya la elección de jueces por votación popular. Sin embargo, la oposición criticó la reforma como un intento de someter el Poder Judicial a los intereses del Ejecutivo, calificando la votación como una «traición a la patria».
El sector empresarial también ha manifestado su preocupación por los efectos de la reforma, argumentando que podría generar inseguridad jurídica y afectar la inversión en sectores clave como la energía y las telecomunicaciones, creando tensiones con socios internacionales como Estados Unidos.
ACOM