Mérida, Yucatán; 31 de diciembre de 2019 (ACOM).- El arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega pidió a la feligresía yucateca un año de reflexión en la fe, de la misma manera honestidad y autenticidad en sus actos y respuestas a las personas más desprotegidas, enfermos, presos y desamparados.
En su mensaje de fin de año y celebración religiosa realizada en la catedral de Mérida, el purpurado subrayó la necesidad de hacer permanentemente una valoración de nuestros actos, de la corresponsabilidad en los aspectos más esenciales, en la determinación de cuidar nuestra Casa Común (el medio ambiente) y replantearse las tareas de respeto y amor a cada familia.
Rodríguez Vega ofreció la tradicional misa de fin de año en la sede arzobispal. En su alocución, el prelado pidió a los católicos el irrestricto respeto por la vida humana, desde la concepción y en todas sus condiciones.
Monseñor Rodríguez Vega fue enfático en su homilía y recalcó que al concluir un año, es importante revalorar los momentos más importantes, reflexionar sobre las acciones y tareas que marcaron esos tiempos y reponer los errores o el daño causado, cuando este no fue tan grave.
Es el mejor momento para perdonar, perdonarse a sí mismo y también a quien o quienes de alguna manera hemos ofendido con nuestros actos o nuestras afirmaciones, una responsabilidad que debe acercarnos al compromiso cristiano del perdón y la redención de esos pecados cometidos, sostuvo.
«Debemos, como seres humanos, ser capaces de poder responder siempre de manera afirmativa y directa a los compromisos que hemos adquirido, a las necesidades de mejorar las condiciones en las que vivimos y solidarizarnos y superar las situaciones adversas para encauzar mejores condiciones a nuestras formas de vida», destacó.
«Quizá a algunos de nosotros les tocó despedirse de un ser querido, a otros mas, les tocó darle la bienvenida a un nuevo ser al seno familiar, pero siempre, cada acto tendrá una enseñanza, una forma de valorarse y de poder sentir la partida o llegada de un nuevo ser a nuestra vida, tarea que también es un compromiso», repuso.
Con el perdón, damos vuelta a la página y podemos seguir nuestras vidas, construyendo para sí y para todos, una nueva oportunidad. Es por ello que, un nuevo año siempre será motivo de meditación, de revalorización y de entendimiento sobre las bondades de la vida y la palabra del Señor.
«Para los cristianos y no cristianos, un nuevo año será siempre motivo de evaluación, por ello, debemos ser conscientes del esfuerzo que debemos emprender para ayudar y darle lo mejor de nosotros a quienes menos tienen, a los pobres, a los enfermos, a los presos, a los desposeídos, a las personas que sufren y aquellos que por su condición no pueden defenderse o no tienen las posibilidades de responder a sus derechos», manifestó.
Por ello, lo más importante en el nuevo año que se inicia es la honestidad y la autenticidad, porque es la mejor forma de aportar a la sociedad y nuestro entorno mejores condiciones para salir delante de los tantos problemas que la agobian y que deben nacer de cada ser humano transformar su entorno y acompañar a sus seres queridos cuando estos no logran esta transformación.
«Todas las personas pueden lograr sus metas, por ello, hay que desear salud a todos, aprender y compensar nuestros errores, perdonar y trabajar para seguir al servicio de nuestros semejantes y de Dios», concluyó.