La controversia en torno a los nuevos libros de texto gratuito se apoderó del Congreso de la Unión en una sesión donde los ánimos se exacerbaron entre los legisladores de diferentes partidos. Aunque Morena y sus aliados en la Comisión Permanente inicialmente evitaron un debate formal, la oposición logró llevar el tema a discusión.

El senador Germán Martínez, del Grupo Plural, expresó su apoyo a la Nueva Escuela Mexicana pero cuestionó la inclusión de contenidos marxistas que, a su parecer, dividen y promueven el odio entre las personas. En respuesta, la senadora morenista Mónica Fernández defendió los libros, argumentando que no contienen textos de ideólogos comunistas como Carlos Marx o Vladimir Lenin, y exigió a Martínez que dejara de desinformar.

La oposición insistió en que los libros presentan errores, no consultaron a padres de familia y contienen información incorrecta. Kenia López Rabadán, del Partido Acción Nacional (PAN), llevó letreros a la tribuna con frases como «Con los niños no», exigiendo educación de calidad sin basarse en ideologías.

Los defensores del gobierno argumentaron que el modelo educativo anterior fue un fracaso y el actual es superior. La senadora ecologista Graciela Gaitán afirmó que solo los docentes deberían opinar sobre educación.

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Marx Arriaga, director de materiales educativos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), reconoció áreas de oportunidad en los libros y subrayó la responsabilidad de la administración ante los errores detectados. Resaltó que los libros fueron elaborados con la participación de 1,998 maestros y sometidos a 925 revisiones, resultando en 33 libros para primaria.

La controversia en torno a los libros de texto ha generado un debate candente sobre la calidad y contenido educativo, reavivando discusiones sobre la política educativa en el país.