La película “Sintrópica” compite en la Sección Oficial de la edición 18 de Ecozine Film Festival con la revolucionaria filosofía de la agricultura sintrópica, práctica inspirada en el bosque para producir alimentos al tiempo que se regeneran los ecosistemas. Desde Galicia, el director del filme, Miguel García Orive hizo una conexión con video para hablar con el público de la Filmoteca de Zaragoza.

En el filme, Jaime Otero, un apasionado agricultor gallego, y sus compañeros Sérgio y Diogo, emprenden una odisea por la Península Ibérica, llevando consigo la revolucionaria filosofía de la agricultura sintrópica. Esta práctica se inspira en el bosque para producir alimentos al tiempo que se regeneran los ecosistemas. Cargados de pasión y esperanza, los tres aventureros invitan al espectador a reaprender y a contemplar la naturaleza con otros ojos, y a entender que nuestra capacidad para transformar la realidad pasa inevitablemente por un esfuerzo colectivo.

Improvisación marcó el rodaje

En la Filmoteca de Zaragoza, el realizador explicó que el rodaje ha tenido mucho de improvisación, en el sentido de que no conocía a Jaime de tiempo atrás y la preparación no fue demasiada.

“Todo el viaje para todos, pero principalmente para él, fue un gran descubrimiento y a todos nos ha transformado, nos ha dolido mucho, nos hemos dado cuenta de que no encontramos otra manera de relacionarnos con la naturaleza y con el mundo, sino es deteriorándolo, pero ha constituido un trabajo de sanación personal, de evolución que se ha contagiado a todo el equipo”, dijo.

Aseguró que cada vez más, la agricultura sintrópica está permeando en algunas personas, “lo cual es un buen síntoma, porque parece que tenemos tan arraigado esta idea de que, para trabajar el campo para extraer alimentos, no hay otra forma más que degradarlo, acabar con sus recursos y después tener que reponerlos”.

Colaborar con los ecosistemas beneficia a todos

Como ejemplo, puso, aunque hay otros millones en la naturaleza, a las abejas, que, para satisfacer todas sus necesidades vitales en ese recorrido de su trabajo para su propio beneficio, polinizan millones de flores, que eso genera que otras especies crezcan y que otras millones de especies puedan beneficiarse de todas esas flores que ellas están polinizando y el espacio en el que habitan es más rico por lo que “hay una manera de interactuar y de colaborar con los ecosistemas de los que formamos parte”.

El cineasta, quien presentará el filme en Pamplona, otra de las sedes de Ecozine, mañana, subrayó la importancia de que el ser humano deje de situarse en un lugar aparte del ecosistema y empiece a ocupar ese rol y esa responsabilidad, “que hagamos un poco más el trabajo como las abejas, que seamos un poco más abejas y que seamos muy conscientes de que formamos parte de ese ecosistema, que estamos permanentemente interactuando”.

ACOM / Adela Mac Swiney