Mérida, Yucatán; 2 de noviembre de 2020 (ACOM).- Yucatán, Jalisco, Guanajuato, San Luis Potosí, Aguascalientes, Michoacán, Nuevo León, Quintana Roo, México y Durango son los estados que más han resentido el impacto de la pandemia y han tenido que endeudarse para superar el escollo económico por la urgencia sanitaria.
Según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), el endeudamiento estatal y municipal en estas entidades aumentó en el rango de 21.2 a 0.4%, entre el primer y segundo trimestre de 2020.
Las condiciones apremiantes por recursos y la reducción del gasto federalizado han obligado a que los estados tengan que acudir a estrategias de financiamiento para superar la situación crítica, ante la omisión de la federación para apoyar con recursos y mejores condiciones para atender las exigencias sanitarias.
De esta manera, la deuda pública de estos 10 gobiernos estatales creció entre marzo y junio de 2020, siendo que el gobierno federal redujo las partidas y presupuesto para los estados en casi 1.6 billones de pesos.
La presión financiera en los estados obligó a reducciones notables en gasto corriente y un redireccionamiento de recursos establecidos para infraestructura y servicios; sin embargo, aun y cuando lograron sortear el primer impacto de la pandemia – de marzo a junio- el segundo semestre será mucho más crítico.
Los datos que reporta la SHCP establecen que, el primer y segundo trimestre del año, la deuda de los gobiernos estatales y sus entes públicos fue a la baja en 0.2% real, mientras que la de los municipios y sus instituciones cayó 0.4%.
Esto, implicó una reducción de 1.4 billones de pesos durante el periodo, de modo que, hasta junio pasado, la deuda pública total de los gobiernos estatales y municipales sumó 596 mil 398 millones 100 mil pesos. Según la dependencia federal, los resultados indican que las finanzas de las administraciones locales aguantaron el primer golpe de la crisis económica agravada con la COVID-19.
Sin embargo, la emergencia sanitaria presionó al presupuesto en sus tres niveles de gobierno, federal, estatal y municipal. Por un lado, porque el dinero que reciben las administraciones locales por parte de la federación (gasto federalizado) tuvo un recorte de 7.8% real entre el primer y segundo trimestre del año.
Además, la emergencia del coronavirus generó gastos perentorios que agravaron el espacio fiscal de los distintos niveles de gobierno.
Aunque los estados se concretaron a evitar endeudamientos innecesarios –sobre todo a gasto corriente– y ejercer políticas de austeridad, sin abandonar los programas sociales, , algunas entidades federativas no pudieron evitar un mayor endeudamiento.
De esta manera, Yucatán, se encuentra entre los estados más presionados por falta de recursos y la reconversión económica que tuvieron que realizar para dar soporte a sus necesidades sanitarias aumentó en un estimado de 21.2%, uno de los más altos del país.
En la misma condición, los gobiernos municipales y sus instituciones, que se apegaban a sus necesidades presupuestales fueron presionados a modificar el gasto público y dejar a un lado sus prioridades como se advierte en diferentes ciudades del país, con incrementos de hasta un 153.3 a 0.2% real.
Las cifras de la SHCP indican que, 26 estados tienen un nivel de endeudamiento razonable y sostenible, incluyendo a Yucatán. En su caso, cinco estados: Coahuila, Chihuahua, Nayarit, Nuevo León y Quintana Roo tienen un grado de endeudamiento “en observación”, por lo que, por ley y a diferencia del resto de los estados, tienen restricciones para aumentar su deuda.
Entre 2019 y 2020 el saldo de la deuda pública total de los 32 estados -incluido el financiamiento de los municipios- fue a la baja en 1.6 por ciento real, pero, no todos los estados lograron una reducción de adeudos.