Taxistas de la Ciudad de México se han movilizado en el mes de octubre en contra de las aplicaciones de transporte como Uber, Beat, Didi y Cabify. Le exigen al Gobierno que sobre estas apliquen una revisión a la tarifa, prestaciones sociales y “piso parejo”.

En este sentido, desde el Movimiento Nacional Taxista, han explicado que las marchas y los bloqueos que han sufrido los habitantes y visitantes de la CDMX es por el rechazo a la “competencia desleal”, que practican las empresas que funcionan con aplicaciones digitales.

Sin embargo, la última manifestación prevista para el pasado 21 de octubre por calles del Centro Histórico de la Ciudad de México no se concretó. El grupo Taxistas Unidos por México canceló la protesta, ya que acordaron con autoridades capitalinas la instalación de mesas de diálogo para analizar sus demandas.

Desde la Secretaría de Gobierno en la Ciudad de México explicaron que parte de los acuerdos que llevaron a la suspensión del evento, se debió a la presentación de los taxistas al Congreso capitalino y a la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México (Semovi), a través de una iniciativa de ley para mejorar la seguridad en el transporte público.

Y es que un considerable número de conductores independientes han sido asociados a unidades en mal estado, problemas de seguridad vial que ha derivado en confrontaciones con dueños de autos particulares y violación de reglas de tránsito. Infracciones por las cuáles una gran cantidad de usuarios suelen optar por el servicio digital.

La tarifa también ha sido un punto clave que ha permitido a los taxis por aplicativo posicionarse en el mercado mexicano. Por lo general, estos calculan un costo según su precio base, precio de reserva, hora y actividad en la zona. Estos cuatro pilares le garantizan al usuario un precio justo. Este es un factor diferencial ya que en la CDMX existen cerca de 140 mil taxis públicos cuyos taxímetros no cumplen con la Norma Oficial Mexicana (NOM). Lo cual significa que estos podrían estar mal calibrados para cobrar cifras alteradas.

Esto ha generado desconfianza en el pasajero local. Incluso, la empresa mexicana Nitax fabricó un taxímetro contra manipulaciones externas. Para la creación de este dispositivo se partió del taxímetro convencional, el cual trabaja a través de los sensores físicos, magnéticos y de un odómetro que calcula los km recorridos del vehículo. La diferencia está en que cuenta con un sistema prensado y un software de nueva generación que tiene como objetivo no ser manipulado en un taller.

A pesar de las flaquezas que se han identificado en el servicio de taxi tradicional, los conductores agrupados en el Movimiento Nacional Taxista han logrado establecer conversaciones con representantes del Gobierno, amparados en el artículo 6 de la Ley de Inversión Extranjera. La cual reserva en exclusiva la prestación del transporte público de pasajeros a los mexicanos, por lo que estas empresas extranjeras violan el marco legal vigente.